dimarts, 19 d’agost del 2008

Sucesion sucesiva de instantes vividos intensamente (valga la redundancia)


Uf, ya hace mucho de mi última entrada!!!. Pero aun sin pasarme por aquí no he dejado de escribir no creais.
Lo cierto es que al tener más tiempo estos días he podido observar más mi entorno, y por lo tanto he tenido más cosas sobre las que escribir.
Es vital esto de observar, las prisa, el intentar compaginar la vida laboral con la personal (los solteros lo tenemos mejor la verdad sea dicha aunque....) hacen que pasemos por los dias cual si fueramos una apisonadora. Tenemos la vista fija en el suelo y como autómatas vamos de un sitio a otro, siempre lugares conocidos, no fueramos a perder un tiempo que en realidad aceptamos perder sólo comenzar el día.
Si he dicho que el tiempo no lo perdemos por retrasarnos, por ir lento, por no hacer muchas cosas, lo perdemos cuando lo llenamos de esto precisamente porque al hacerlo perdemos dejamos de lado cosas importantes.
Nos quejamos de no tener tiempo para encontar a alguien, para estar con nuestros hijos, con la familia , los amigos etc, pero es que en realidad ese tiempo lo hemos rechazado.
Incluso cando estamos de vacaciones seguimos con el mismo chip y entonces nos podemos perder por ejemplo al camarero joven, su primer trabajo seguramente, que sale de la cocina del hotel con las manos cerradas de forma delicada, esta rodeado de chavales que se hospedan en el hotel, al llegar a la terraza, al lado de la piscina y con igual ternura a la utilizada para llegar hasta allí nuestro protagonista abre las manos y aparece una mariposa como salida del capullo, y vuela, y se va ante la atenta sonrisa de nuestro camarero, los niños acto seguido se concentran en su siguiente instante a vivir,..., a su lado hay una piscina que les llama a gritos para inventarse mil juegos (que antes inventaron sus padres aunque lo hayan olvidado) pero lo curiosos de esto es que esta escena solo la observaron dos personas, el resto del salon estaba concentrado en su desayuno. O por ejemplo dejaríamos de ver a esa pareja de chavales disminuidos que cogidos de la mano se acercan a la orilla del mar uno apoyado en el otro, y se apartan al notar la frialdad de agua, y se miran de nuevo y dándose valor el uno al otro se vuelven a acercar hassta ganarle la batalla al miedo a lo desconocido, porque a pesar de este miedo enfrentarse a él con alguien más nos da avlor , fuerza. Tambien nos perderíamos , la seguridad, el aplomo con los que una abuela se sienta a la orilla y deja que el mar le acaricie, con el respeto que merece alguien que a sus espaldas lleva mucho más vivido que un servidor (a mi el mar no me respeta tanto pero de eso hablo mañana) o nos perderíamos la sonrisa que aparece en nuestro rostro cuando vemos a un bebe sentado el mar alucinando porque el agua venga y se vaya y la sonrisa y el orgullo de su madre, sentada a su lado, esperando al que será el hermano de este pequeño por la sonrisa y ternura que despierta en los que observan este hecho...
Podría seguir así hay miles de momentos para guardarse en la memoria, o para observarse un instante y sonreir y dejarlos ir en un instante. Hay otros momentos que son para llorarlos, o para motivarnos, para lucharlos, porque al final esto es lo que es la vida.
El otro día hablaba con un amiga de esto, ella siempre lleva una cámara encima, por si por casualidad le aparece uno de estos momentos, uno de estos paisajes, un instante que valga la pena guardar para queno nos pase como un amigo con el que volviendo a trabajar ayer observe las nubes emergiendo tras la Torre Collserola creando una bella estampa, al hacerselo notar su respuesta, compungida, fue, "nunca me había fijado!!!!"
Bueno mi apuesta para este curso va a seguir llevando esta cámara siemprer encendida, ya sea digital o simplemente mis ojos

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Que linda la escena de ese camarero. Ciertamente esas cosas son las que me hacen sentirme realmente afortunada, ser capaz de observar esas imagenes que al parecer se les pasa por alto a la mayoría de la gente; realmente me resultó extraño, casi subrealista el momento del camarero, no por la acción de este, si no que el resto del mundo siguiese con su desayuno sin percibir esa imagen; o la imagen de los dos discapacitados que se cogían con tanto amor....
Me encanta que la gente me diga "rara", si eso significa que soy capaz de ver el mundo con esos ojos! -gracias por recordarmelo-

ChioMooN-

Иú®iĂ ha dit...

quien será esa que siempre lleva la cámara encima...y es que yo no me quiero p3rder esas pequeñas cosas que nos regala la vida, el día a día...y que muchos pasan pro alto por no pararse un minuto a observarlo...